Siguiendo
por donde lo dejó Lamiah en la anterior entrada, vamos a profundizar un poco
más en los acontecimientos de la Larga
Noche. En esta ocasión contamos con un extracto de los
trabajos del Físico Teórico y Doctor en Filosofía Chetter Demerzel, quien tiene
todas las papeletas para ser el “Tipo Listo” al que Lamiah hacía referencia en
sus diarios.
La práctica
totalidad del trabajo de Demerzel fue adquirido por la macrocorporación Quantum
Solutions, actualmente los propietarios de todas las patentes relacionadas. Aún
así algunas de sus notas de trabajo, incluyendo su más conocido ensayo “La Larga Noche; un análisis
filosófico de una cuestión física” consiguieron filtrarse por ciertas redes
clandestinas.
Es gracias
a ello que podemos presentar un extracto de dicho ensayo, para arrojar algo de
luz sobre los misterios de aquella extraña época:
“(…)
El Universo en el que vivimos es sólo el promedio de todos los universos
posibles, el punto en concreto donde trazamos la línea imaginaria de la órbita
del electrón en torno al núcleo atómico. En el umbral de las probabilidades de
existencia y no-existencia existe una leve franja de potencial en estado puro,
el lugar donde las cosas sólo existen como mera posibilidad de Ser.
Un modo relativamente simple de explicarlo sería el verlo como una
metáfora de las ideas potenciales que existen entre el acto de necesitar una
idea y el de tenerla, una franja de posibilidades, no de “realidades” ni de
“inicios”, sino como un hipotético intermediario entre Ser (la idea de algo),
Ente (la cosa en sí) y la Nada.
Sean cuales sean las causas de
la así llamada Larga Noche, de algún modo ese estado enrarecido del Universo
entró en contacto con la franja de las posibilidades Promedias, es decir, con
nuestro universo. Dado el efecto “estabilizador” del UP (Universo Promedio)
esas potencialidades se “vieron obligadas”, por decirlo de algún modo prosaico,
a reaccionar, transformarse en una “realidad objetiva” (ver las ecuaciones N22
y A98).
(…) Dado que el UNP (Universo No Promedio) carece de una “realidad” tal
y como la percibimos, las posibilidades en bruto empezaron a “concretarse” y
“estabilizarse” formando las manifestaciones energéticas que todos vieron en la Larga Noche, en la guisa de
relámpagos, fuegos de San Telmo y las nubes de color indescriptible que
oscurecieron el cielo planetario en esos ocho días de pesadilla.
Se puede deducir por tanto que la “materia potencial” o “pre-materia”,
de este hipotético UNP, reaccionó a su “contacto” con el UP culminando su
potencial de Ser en los primeros elementos con los que tuvo relación. En este
caso “copiando” la luz del Sol y, quizás, el vapor de agua de las nubes,
manifestándose a nivel sensorial como esa tormenta eléctrica de escala
planetaria que tan poéticamente hemos dado en llamar la Larga Noche.
¿Y esto qué tiene que ver con
estas criaturas alienígenas, algunas de las cuales están a punto de entrar en la Carta de Derechos
Universales del Hombre? Pues bien, lo que viene ahora va a requerir un cierto
esfuerzo de imaginación, o una dosis de pensamiento lateral, por expresarlo en
la jerga de mis colegas Físicos.
Para el potencial ilimitado del UNP el reino de las ideas (eidos
para ser fieles al concepto de Platón), es tan “posible” o “real” como producto
definido como podría serlo la luz del Sol. Por lo cual, basándome en la
naturaleza “subjetivista” que tanto yo como mis colegas hemos observado al
analizar la sangre y tejidos de estos supuestos “alienígenas” (…), creo que podríamos afirmar que son parte del
Inconsciente Colectivo, como lo llamó Karl Jung, que al entrar en contacto con
el UNP, lo hizo “reaccionar”, dando lugar a estas extrañas criaturas.
No se confundan, no creo realmente que todos ellos representen
arquetipos específicos de la mente humana hechos carne, aunque se han visto
seres parecidos a míticos íncubos, súcubos, centauros y seres sin nombre
concebible fuera de un bestiario medieval o una leyenda hindú.
La suma de toda la conciencia humana y quizás también la animal, lo que
explicaría las criaturas que no dan signos de intelecto superior, no es un todo
organizado, al menos no desde el punto de vista de un fenómeno como la Larga Noche.
Digamos más bien que ha habido
un “impacto”, una colisión entre el cómputo global de lo que Platón llamó Reino
del Eidos y Jung Inconsciente Colectivo (…).
Esa colisión, imagino que exacerbada por la histeria colectiva
acontecida tras las desapariciones previas a la Larga Noche, y los disturbios
ocurridos durante la misma, ocasionó que los eidos (las Formas ideales de las
que, según Platón, devenía todo lo tangible por degeneración de su pureza
primigenia) fueran dados como resultados finales de las potencialidades del
UNP.
Eso explicaría, para empezar, la razón de que sean seres vivos, ya que
los pensamientos, por tanto las ideas, los eidos, son “entidades” vivas,
mutables, que evolucionan para adaptarse a una realidad que deviene de ellas.
Por eso serían el resultado más lógico, es decir, el que ofrece menos
resistencia, si hubiera que darles una forma material. Dado que estas criaturas
son eidos con forma tangible, propongo el término “eidomorfo” para referirme a ellos
en adelante (de morphé, forma). La anatomía de estos
eidomorfos revela claros indicios de (…)”
Chetter Demertzel, La Larga Noche, análisis filosófico de una cuestión física.
Essex, Reino Unido, 22 de Noviembre de 2089.